Una investigación del Ministerio de Defensa británico concluye que la visión de muchos ovnis se debe a la formación en la atmósfera de masas gaseosas incandescentes. Los científicos, que han analizado datos recogidos a lo largo de 30 años, están convencidos de que los ovnis no proceden de otras civilizaciones o potencias hostiles.
Las corrientes aéreas dan a esos plasmas formas aerodinámicas que parecen volar a velocidades extraordinarias por el cielo. El espacio entre dos plasmas forma a veces un área que no refleja la luz, lo que puede dar la impresión de una aeronave negra de tipo triangular y varios cientos de metros de longitud en algunos casos.
Además, dado que los plasmas tienen una carga eléctrica, pueden cambiar rápidamente de forma o de color si sufren el impacto de otra fuente de energía, como puede ser una señal de radio enviada por algún ufólogo, es decir un individuo que se dedica al estudio de los ufos (ovni en inglés).
Según el estudio, ese tipo de plasmas pueden engañar y crear en el espectador impresiones muy vivas. Está demostrado médicamente, dicen, que los "campos (electromagnéticos) locales suscitan reacciones en los lóbulos temporales del cerebro".
Quienes aseguran haber sido testigos de la aparición de algún ovni no están locos, sino que sufren "de una retención de memoria ampliada y repiten experiencias" inducidas por esos plasmas.
El estudio recomienda, sin embargo, utilizar lo que se sabe hasta ahora sobre los presuntos ovnis para eventuales aplicaciones militares, algo en lo que, según los científicos británicos, los rusos están ya trabajando.
El proyecto, en el que llevan trabajando los científicos desde 1996, según se ha sabido ahora, tenía como objetivo investigar los peligros que los ovnis pudieran representar para este país. La conclusión de los expertos es que no hay tal peligro.